Las personas adictas a sustancias legales o ilegales comúnmente recurren a mentir, falsificar, engañar y negar que tienen problemas de adicciones. Las interpretaciones o justificaciones para el consumo de drogas que involucra diversas formas de insinceridad, no deben impedirnos profundizar sobre el significado de cada mecanismo que el individuo interpone sobre el el su propio juicio que lo lleva a permanecer con el consumo de drogas y seguir afectando su salud mental y física y la de los demás. El autoengaño forma parte de las múltiples formas de manifestarse el enfermo adicto, condición aprendida y desarrollada a lo largo de la vida. El autoengaño se gesta durante la etapa pre-adictiva del individuo, cuando para justificar su comportamiento el individuo se ve obligado a ser mentir o, engañar o encubrir su problema. Es importante señalar que los primeros engaños ocurren en la adolescencia (en casa o con sus amigos), partiendo de cierto esfuerzo activo, incluso un conflicto que periódicamente se producirá en tanto se mantenga el comportamiento adictivo. Sería el clásico ejemplo de un joven que empieza a consumir drogas y se ve obligado tarde o temprano a mentir para disimular su condición de adicto o para justificarse (hurtos, robos en casa, estafar a sus compañeros).
Al principio le resulta difícil engañar y sufre por haber involucrado a sus padres o amigos. Poco a poco, y con base en repetir dicho comportamiento termina engañando con aquella tranquilidad (extinguiendo la angustia asociada al acto de mentir), al paso del tiempo acaba por no distinguir la verdad de la mentira; se limita a decir con toda naturalidad aquello que más le conviene, sea o no verdad (describiéndolo con actitud de cínico). La mentira no solo determina el grado de sinceridad o veracidad de una persona, si no que se refiere fundamentalmente a una falta de capacidad para decir las cosas como son. El drogadicto tiende a expresar aquello que más le conviene a sus intereses, prefiriendo decir lo que los otros quieren oír antes que la propia verdad, ya que le puede resultar incómoda. Se trata de un aprendizaje que se va incorporando a su carácter, retroalimentado por el tipo de vida que en caso del enfermo adicto contribuye a agravar la tendencia a mentir, la cual en el fondo es un mecanismo que protege al individuo de un medio hostil que al paso del tiempo seguirá explotando para conseguir lo que desea.
La misma tendencia a mentir que demuestra el adicto frente a un supuesto enemigo, también la mostrará de manera automática delante de sus seres queridos, aunque obviamente se exteriorizará de distinta forma. Con el paso de los meses o años, el adicto estará tan habituado a mentir que su única verdad es la emocional: su corazonada le impulsa decir solo de lo que le interesa. Esto es, aunque mienta, seguirá siendo congruente con su discurso, y cuando sus padres o compañeros le cuestionan o confrontan con la realidad, la percibirá hostilmente o con agresiones. Para el adicto, es tan apremiante la necesidad de que esa expresión veraz (para él) sea admitida por vlos demás, ya que no tolerará que se le culpe de mentiroso aunque esta sea obvia. La negación de lo evidente no es una simple respuesta cínica, sino un sistema de referencia de su esquema mental alterado por la tendencia a mentir. En enfermo adicto aprende a mentir como respuesta adaptativa a su vida difícil en la que debe justificar sus comportamientos socialmente inaceptables. A base de repetir y sofisticar engaños, el adicto los interioriza de forma que acaba fusionando la realidad externa y la realidad propia en un estado de confusión guiado por el esquema mental: “responder siempre lo que más le convenga” sea o no verdad.
De la mentira viene el autoengaño con características de comodín. Aparecen las conductas manipulatorias, terquedad o reiteración, negación y dificultad para afrontar la realidad propia y la de los demás. La manipulación emocional equivale al intento de modificar los auténticos sentimientos de quien tiene enfrente. Interviene con medios hábiles, frecuentemente groceros, arteros, en multiples escenarios: en el entorno familiar, escolar, laboral, la política, en la información, etc., con distorsión de la verdad o la justicia, todo ello para acomodar a sus intereses particulares”. La terquedad o reiteración es la repetición de una cosa que se ha dicho o ejecutado antes, volver a decir o hacer algo con la posibilidad de reincidir con el mismo error.
Respecto a la negación del enfermo adicto, se expresa como el rechazo de la veracidad de una cosa o situación. Decir que algo no existe, no es verdad, o no es como alguien cree o afirma. Dejar de reconocer algo, no admitir su existencia. La negación de la realidad puede ser un mecanismo de defensa del adicto frente a la realidad: niega hechos evidentes o situaciones reales. La negación es un mecanismo de defensa que actúa inconscientemente utilizado para resolver un conflicto emocional y aliviar la angustia rechazando pensamientos, sentimientos, deseos, necesidades o situaciones de la realidad externa que no son conscientemente intolerables. Mediante la negación se invalida una parte desagradable o no deseada de la información o de la experiencia vital como si no existiera, y se observa en muchos enfermos adictos que no son conscientes de las consecuencias de sus conductas.
En conclusión, considerar que la mentira y el autoengaño están presentes en el cuadro clínico de las personas adictas a sustancias legales o ilegales, podemos advertir de la complejidad del problema y de la pronta necesidad de solicitar ayuda. En la mayoría de las familias que desafortunadamente tienen o han tenido a un consumidor de drogas, están sufriendo de las consecuencias devastadoras que trae consigo el complejo fenómeno de las adicciones donde la insinceridad del enfermo adicto yá lo está conduciendo a sufir de consecuencias irreversible DR. FÉLIX H. HIGUERA ROMERO.
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Publicado por Asociación de Especialistas en Adicciones de Sonora para Salud Mental Familiar de Sonora (HR-NEURO ENTRENAMIENTO) el 9/05/2010 01:07:00 PM